lunes, 23 de abril de 2012

LOS CÉSAR. LA TESIS DE RAMÓN J. CÁRCANO CÉSAR SOBRE “LOS HIJOS ADULTERINOS, INCESTUOSOS Y SACRÍLEGOS”, SU INFLUENCIA EN LA RUPTURA DE RELACIONES DIPLOMÁTICAS CON EL VATICANO POR MAS DE UNA DÉCADA Y UN BISABUELO MÍSTICO QUE SONREÍA COMO VOLTAIRE






Ramón J. Cárcano.
                               
Por Alejandra Díaz Bialet

                                                                         I

Ramón José Cárcano César, el dos veces gobernador de Córdoba (1913-1916 y 1925-28), recordaba como en su niñez había salido huyendo de la escuela rural de San Francisco del Chañar, en su provincia natal, para nunca jamás volver, después que un tal Doroteo, por entonces su maestro, hubiese estado a punto de pegarle en la mano con una palmeta de madera de algarrobo, en una suerte de castigo ejemplar a todo el curso.
Parece ser que después de varios días de deliberaciones, sus padres, Inocente Cárcano y Honoria César, decidieron que fuera su abuelo, Francisco Marcos César, quien tomara a su cargo la instrucción primaria. Este Francisco, proveniente de una familia que se había establecido en la provincia a principios del siglo XVII, poseedor de tierras y de un comercio de ramos generales y acopio de frutos del país, tenía también, por parte de su hermano Pedro, un sobrino que se llamaba Justino César. Ambos pasarían a significar mucho en la existencia del futuro gobernador de la provincia.
Así, con estas palabras describe Cárcano lo que pudo el amor donde antes solo reinaban los gritos y los golpes:
“Mi abuelo me conduce a su escritorio, la pieza más fresca de la casa, atestada de diversas mercaderías, y frente a una ventana me sienta sobre una petaca de cuero cruda, cubierta de blandos tejidos elaborados en Tulumba. Pone en mis manos una cartilla y un puntero de palma, planta abundante en el lugar, y empieza la primera lección de papá Francisco, como yo le llamab,...Ese día aprendo muy bien la lección y recito el abecedario de memoria. Mi abuelo me acaricia, abre una gaveta del almacén y me ofrece un puñado de pasas de uva. Las lecciones se repiten con el mismo éxito y la misma recompensa: pasas de higo, pelones, patay, chancaca, nueces, almendras mistol, avellanas, maní y algunas veces naranjas que vienen de La Rioja.
Siento cariño por mi cartilla. Todos los días antes de la hora, espero sentado en la petaca al venerable maestro. A las pocas semanas leo y escribo directamente. La palmeta esta vencida. Nada se edifica con el golpe y el dolor. El cómitre Doroteo queda derribado por la escuela de mi abuelo sin haber leído a Pestalozzi. Todo florece con amor.”

II 
LA TESIS

                Algunos años después, en 1884, Ramón J. Cárcano, el joven de tez oscura, cabellera abundante según el rito romántico y húmedos los ojos de un mirar bondadoso y algo lánguido, el mismo que recordara que fue “Cristo” la primer palabra silabeada como alumno de su abuelo, Francisco César, presentaba su tesis universitaria para doctorarse en derecho con un título que de por sí solo se las traía “De los Hijos Adulterinos, Incestuosos y Sacrílegos” y que provocaría un escándalo de proporciones desatando el tembladeral que trascendió los límites de la Córdoba que lo vio nacer para proyectarse a nivel nacional y estar presente en los debates de todo aquel año bajo el nombre del “conflicto religioso”.
                La tesis proponía la igualdad civil de los hijos y la consecuente y necesaria reforma del Código Civil de Vélez, en ese aspecto, porque , argumentaba Cárcano “ el que nada ha hecho ni culpa alguna tiene, el hijo, fruto inocente...queda fuera del estado civil, como un paria en medio de la familia y de la sociedad” y “desconociendo los más sagrados beneficios del derecho natural, se cree castigar a los padres en la desgracia de los hijos, sin pensar que son incapaces de sufrir, los que no tienen corazón para reconocerlos”.
              Miguel Juárez Celman, su padrino de tesis, era por ese entonces, el senador memorioso que en ocasión de apoyar la quita de subvenciones a los seminarios católicos, en plena sesión de la Cámara, había soltado un recuerdo imborrable: Tratábase del salvaje episodio acontecido cuando él se encontraba cursando en el Colegio Seminario de Loreto. Ahí se había producido una rebelión de los alumnos y su rector, el sacerdote Pedro Nolasco Clara requirió el auxilio de la policía, se cerraron entonces todas las puertas del establecimiento y se hizo estirar sobre “una mesa con los sirvientes a todos los jóvenes que habían tomado parte en el desorden”  y de ese modo, ordenó que se les aplicaran 25 azotes a cada uno. Y lo que más conmocionaba al citado senador era saber que todo aquello ocurría mientras, no obstante, la Constitución Nacional se encontraba ya, en plena vigencia en la república.
           Retomando el asunto de la tesis, como toda que se precie de tal, contaba con un “oponente” y con sus “replicantes”.
           El lugar de “oponente” le cupo al Dr. Luis Vélez, vinculado al ultra clerical periódico, “El Eco de Córdoba” y  entre los “replicantes” aparecía Justino César, su pariente, “amigo bueno y fiel”, su “criterio auxiliar en la existencia”  y quien acompañaría a Cárcano a lo largo de su vida, compartiendo familia, amistad y política.
           Ramón J. Cárcano, su autor, fue a su vez un incondicional del Dr. Miguel Juárez Celman. Sobre este último, José Del Viso y Filemón Posse, cuenta en su autobiografía, que aquellos conformaron un verdadero núcleo de vanguardia porque sostenían “la enseñanza laica, el matrimonio civil y el divorcio, la separación de la Iglesia y el Estado” , entre otras cuestiones y que el gobierno del Dr. José del Viso (del cual Cárcano fue al igual del de Juárez Celman, su secretario privado) había sido atacado por los católicos de Córdoba por su “liberalismo, sinónimo de irreligiosidad” ya que buscaba “la implantación de la Escuela Normal” con profesores luteranos, la enseñanza laica, el registro civil, la secularización de los cementerios y la redención de las capellanías, entre varias de sus propuestas.


ALGUNOS EFECTOS DE LA TESIS SOBRE “LOS HIJOS ADULTERINOS, INCESTUOSOS Y SACRILEGOS”

CONDENA A LA TESIS. CARTA PASTORAL DEL VICARIO CAPITULAR Y GOBERNADOR DEL OBISPADO, DR. GERÓNIMO CLARA (hermano del sacerdote Pedro Nolasco Clara, rector Colegio Seminario de Loreto)

La carta pastoral , emitida en el marco del debate de la Ley 1420 de enseñanza laica que finalmente se sancionaría ese mismo año, señalaba que la tesis de Cárcano estaba llena de errores anticatólicos y antisociales por sostenerse “la igualdad absoluta de los hijos legítimos con los hijos adulterinos y sacrílegos, en contra de los sagrados cánones, por calificar el matrimonio de simple rito o ceremonia, como si no fuera un gran sacramento instituido” y concluía haciendo una admonición a la Facultad de Derecho , oponiéndose a la aprobación que de la tesis hiciera el Consejo de dicha casa de estudios: “ en nombre de los más grandes intereses de Dios y de la Patria, rogamos a los respetables profesores de la Facultad de Derecho que en adelante se inspiren siempre en el desempeño de sus funciones, en los deberes que les impone su gloriosa profesión de Católicos”. Y no se privaba de prohibir por “impío” la lectura del periódico “El Interior”, que si bien, nada tenía que ver con la mentada tesis, tenía a Cárcano por director.


MOVILIZACIÓN Y PROCESIÓN DE SEÑORAS CATÓLICAS CORDOBESAS EN APOYO DEL VICARIO CLARA

Por lejos mejor que lo que yo misma lo haría, es el propio relato de Cárcano, contando los acontecimientos del siguiente modo:
“El domingo siguiente, una numerosa manifestación de señoras conocidas recorre las calles de Córdoba en procesión solemne, llevando cruces altas y estandartes religiosos para rendir homenajes al ilustre vicario y acentuar censuras al joven hereje. Honoria César, mi madre, es la única señora que falta. Tuvo siempre absoluta confianza en mi criterio y conducta. Ella, sin embargo, llora mucho aquel día, su sola observación es una pregunta: ¿Por qué se comete tanta injusticia contigo?”

El gobierno de Julio A. Roca decretó la suspensión de oficio y beneficio al vicario Gerónimo Clara, separándolo, asimismo, del gobierno del obispado.
El ministro de justicia, culto e instrucción pública, Eduardo Wilde, exoneró al procurador fiscal de la provincia de Córdoba, quien estrechando filas con los católicos, había discutido la legalidad del citado decreto. También y por la misma cuestión se separó de sus cátedras a algunos profesores de la Universidad de Córdoba, entre ellos, al Dr. Rafael García, quien habíase negado a aprobar la mencionada tesis. Años más tarde su estatua –la que le erigieron en su homenaje- sería derribada en los incidentes que envolvieron las jornadas de lucha por la Reforma Universitaria en 1918 y a la cual, Cárcano, también brindó su apoyo.


RUPTURA DE LAS RELACIONES DIPLOMÁTICAS CON LA SANTA SEDE

El delegado papal monseñor Matera se vio envuelto en el “conflicto religioso” y el presidente Roca resolvió expulsarlo, dándole 24 horas para abandonar el país previa entrega de sus pasaportes a partir de ahí y por más de una década, la representación de la iglesia católica en Argentina, quedo vacante.


REEDICIÓN DE LA TÉSIS DE CÁRCANO

A casi 130 años de las tribulaciones que se debió aguantar Cárcano por osar  proponer la igualdad civil entre los hijos, el año pasado, en 2011 y tras un proyecto de cooperación editorial largamente demorado, la Universidad Nacional de Córdoba y la Universidad Católica de Córdoba se decidieron a concretarlo, inaugurándolo nada más ni nada menos que con la reedición conjunta de la controvertida y olvidada tesis de “Los hijos adulterinos, incestuosos y sacrílegos”. Olvidada, digo, a pesar de su probada actualidad en lo tocante a la injerencia de la Iglesia en cuestiones propias del Estado que le son completamente ajenas y no es un dato menor que quien lo asegure sea precisamente el Prof. de la Universidad Católica, Nelson G. Specchia, quien en la presentación de la citada reedición de la tesis de Cárcano, advierte que:
“No hay que aguzar demasiado la imaginación para tender líneas comparativas con algunos procesos que nos toca vivir en nuestros días, como el relativamente reciente debate en torno a la aprobación del matrimonio igualitario en el Congreso de la Nación, y las cartas y comunicaciones giradas a parte de la grey católica por los más altos dignatarios de la iglesia; o también las posiciones que se tensan en estos momentos en relación a una normativa que atienda, en forma particular, a la identidad de género. Ramón J. Cárcano era un hombre de ideas mesuradas y de una práctica religiosa habitual; pero también era consciente que el escrito que había elucubrado traería cola, lo admite en esta cita: “La cuestión académica se convierte en una lucha política y religiosa, intelectual y social, vigorosa y apasionada, que en el fondo encierra una renovación de ideas y valores personales.” No se equivocaba. Los postulados de su tesis, este libro, motivó una furibunda pastoral del vicario, monseñor Jerónimo Emiliano Clara. Carta pastoral que, tanto por su tono como por la manifiesta intención de introducir una participación corporativa por fuera de los canales institucionales del funcionamiento político constitucional, terminó empujando un conflicto con el gobierno nacional, que se saldó con el retiro del representante apostólico, y que la representación de la iglesia católica quedara vacante por más de una década. Los pormenores de este contencioso están claramente presentados en la contextualización de Marcela González, que permiten adentrarse en el texto de Cárcano con una luz que ilumina mucho más allá del hecho histórico, y permite trazar –como acabo de decir- líneas comparativas de urgente actualidad con nuestros días. La distinción entre lo religioso y lo secular, entre la Iglesia y el Estado, es parte del proyecto político de la tesis” de Cárcano, y que “el tema de la relación entre derecho y religión continúa siendo un eje problemático y paradójico en la Argentina contemporánea, desde la restauración democrática.” Coincidimos con él. Y por eso, y por las razone que esgrimía al comienzo, saludamos esta edición, e invitamos a su lectura.”


III
JUSTINO CÉSAR

         Cuando Justino César se murió como era de suponer, Ramón J. Cárcano hizo un discurso. Dijo de él que además de haber sido docente de la Universidad por más de 40 años, de haber recorrido todos los escalones de la carrera judicial hasta llegar a ser Presidente del Tribunal Superior de Córdoba, ser autor de Códigos de Procedimiento y figura relevante en dos reformas de la Constitución provincial y Ministro de un “gobierno de ideas y de trabajo”; fue por sobre todo, “siempre un moderno y un actual por la profundidad de su saber” Y se le ocurrió entonces, compararlo con Voltaire, sí, con aquél emblema de la Ilustración, con ese opositor tenaz de todos los fanatismos y archiconocido como enemigo acérrimo de la Iglesia. Pero una vez señalada dicha similitud, pasa a aclarar que en nada fue óbice para el despliegue de sus propias creencias religiosas.
Así, desde un afecto que encuentra raíces muy profundas, Ramón J. Cárcano semblantea a mi bisabuelo, Justino César:
“Este hombre que parecía sonreír como Voltaire, que sentía cierta despreocupación por los convencionalismos y se mezclaba con despego y buen humor en la comedia humana, era, sin embargo, un místico y un creyente, un esclavo de sus deberes, y un cultivador de los afectos íntimos, a los cuales jamás debilitará el tiempo…su corazón ha palpitado tan cerca del mío, que de mi vida era un testigo y un juez, porque en su severa honestidad sabía ser un juez de sí mismo”.


Fuentes:

Ramón J. Cárcano, “Páginas errantes”, La Facultad, 1927.
Ramón J. Cárcano, “Mis primeros ochenta años”, Plus Ultra, 1965.
Ricardo Sáenz Hayes, “Ramón J. Cárcano en las letras, el gobierno y la diplomacia1860-1946”, Academia Argentina de Letras, 1960.
Rivero Astengo, Agustín “Juárez Celman, 1844-1909. Estudio histórico documental de una época argentina”, Guillermo Kraft, 1944.
















lunes, 9 de abril de 2012

ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA DESMALVINIZACIÓN

Soldados argentinos en las Malvinas.



Por Francisco José Pestanha


Ciertos mojones de nuestro devenir histórico acreditan plenamente que el Reino Unido de Gran Bretaña desde antaño, ha poseído intereses estratégicos en la región sudamericana. También, que para la persecución de tales fines los británicos han recurrido a la acción militar directa unas veces, y otras a sutiles habilidades diplomáticas y operaciones de índole económico-financiera. Los legendarios textos de Raúl Scalabrini Ortiz, Julio y Rodolfo Irazusta, José Luis Muñoz Azpiri y José Luis Torres se instituyen en referencias bibliográficas necesarias para dar cuenta de estas afirmaciones. Los recientes trabajos de Enrique Oliva, José Luis Muñoz Azpiri (h) y Federico Bernal nos entregan visiones actuales que las refuerzan.
Cuánto menos a partir de fines del siglo XVII, los ingleses comenzaron a incursionar en la región sur continental. Las primeras irrupciones incluyeron avistamientos, reconocimientos y estudios geológicos, cartográficos, biológicos, antropológicos, etc., en el marco de una verdadera labor  de “inteligencia”.
 Si bien los británicos ocuparon militarmente el archipiélago malvinense en enero de 1833, la apelación a la maniobra militar en el subcontinente viene de tiempo antes. Pueden citarse como ejemplos la expedición sobre Montevideo, Maldonado y Colonia al mando de John McNamara, entre diciembre de 1762 y principios de 1763; la primera ocupación británica de las islas Malvinas a partir de la expedición de Byron; dos intervenciones militares (invasiones) en 1806 y 1807, y posteriormente, entre 1845 y 1848, en alianza con los franceses, aquel bloqueo que intentó violentar nuestra soberanía con una incursión ilegítima en nuestros ríos interiores.

Como sostuvimos antes, la acción británica no se circunscribió estrictamente a las iniciativas castrenses, que de hecho le aportaron numerosos fracasos en la región. En forma paralela a sus avanzadas militares, los ingleses pusieron en marcha artilugios de carácter financiero en alianza con las “clases acomodadas” y con el Estado naciente, entre los que se destaca como hito significativo el pacto suscripto con la Baring Brothers en 1824, antecedente que más tarde contribuiría a la consolidación del Reino Unido como principal comprador de materias primas argentinas desde mediados del siglo XIX.
Autores como Jorge Abelardo Ramos señalan que mediante este tipo de operaciones  se estableció entre ambas naciones un verdadero régimen semicolonial, ratificado en plena crisis de los años treinta con la suscripción del ignominioso pacto Roca-Runciman en 1933. En aquella oportunidad, el entonces vicepresidente Julio Argentino Roca (h) expresó que la Argentina, por su interdependencia recíproca, es, desde el punto de vista económico, una parte integrante del imperio británico", enunciado que otro miembro de la comitiva, Guillermo  Leguizamón, remató declarando que "La Argentina es una de las joyas más preciadas de la corona de su Graciosa Majestad". 
La guerra por Malvinas de 1982 constituye para nosotros un hito histórico más en el marco de un sistema de relaciones bilaterales desiguales que nos ligaron y aún nos ligan a los británicos. La desigualdad es palmaria, ya que se trata de lazos entre un Estado central y otro periférico, con umbrales de poder claramente desemejantes.
Uno de los fenómenos sociopolíticos más interesantes y reveladores que emergieron en la posguerra es, sin lugar a dudas, el dispositivo que en parte de la literatura política se ha denominado “desmalvinización”.trans La idea de “desmalvinizar” suele atribuirse al intelectual francés Alain Rouquié. En una entrevista realizada por el recordado Osvaldo Soriano para la revista Humor en marzo de 1983, el académico manifestó que quienes pretendan evitar “que los militares vuelvan al poder tienen que dedicarse a desmalvinizar la vida argentina. Esto es muy importante: desmalvinizar, porque para los militares las Malvinas serán siempre la oportunidad de recordar su existencia, su función y, un día, de rehabilitarse. Intentarán hacer olvidar la guerra sucia contra la subversión y harán saber que ellos tuvieron una función evidente y manifiesta, que es la defensa de la soberanía nacional”[1].
No obstante, nuevos estudios acreditan que la desmalvinización comenzó tiempo antes, en plena dictadura cívico-militar, ya que, entre otras circunstancias, los intereses económicos británicos en la Argentina no fueron sustancialmente afectados durante la guerra.

Para algunos autores –entre los que me incluyo–, la desmalvinización no tuvo por único objetivo  invalidar a los militares, sino sentar las bases para el paulatino restablecimiento de los lazos bilaterales entre ambos estados a fin de restaurar “ciertos vínculos” deteriorados por la guerra, e instituir posteriormente un nuevo engranaje económico-financiero que algunos ensayistas describieron, en términos jauretcheanos, como “el nuevo estatuto legal del coloniaje”. Tal estatuto fue consagrado a través de dos acuerdos: el de Madrid, firmado el 15 de febrero de 1990, y el de “Promoción y protección de inversiones”, suscripto en Londres el 11 de diciembre de 1990. Ambos se sellaron bajo la conducción del entonces canciller Domingo Cavallo, quien inmediatamente, y a fin de garantizar lo allí acordado, asumió como ministro de economía. Algunos artículos incluidos en la posterior reforma constitucional de 1994, así como numerosas leyes sancionadas ulteriormente por el Congreso, consagrarían más tarde un corpus normativo altamente desventajoso para el país.
La desmalvinización constituyó así un dispositivo dentro de una estrategia más amplia, orientada a “preparar el campo” y sentar las bases para la reconstrucción del “intercambio” bilateral entre dos estados que habían confrontado bélicamente.
Hay quienes sostienen que uno de los principales objetivos del dispositivo desmalvinizador se orientó a deshistorizar la guerra y desligarla  del conflicto armado de 1982. Se advierte de esta forma que la estrategia impuesta desde el poder apuntó a “aislar” la guerra por las islas Malvinas de la historia de las relaciones bilaterales (desiguales) entre Argentina y Gran Bretaña. Debe tenerse en cuenta que, como señalamos antes, la causa Malvinas constituyó uno de los pilares centrales del pensamiento nacional desde principios del siglo pasado, y siempre encontró una considerable acogida en los sentimientos populares.
Sin embargo, la desmalvinización no concluyó allí: la idea de que en 1982 se produjo una confrontación entre la democracia (inglesa) y la dictadura (argentina), la instalación en el inconsciente colectivo de un fatalismo que da por sentada la impotencia nacional frente a las agresiones coloniales[2] y la categorización de los veteranos con diversas etiquetas minusvalidantes (desde “loquitos” hasta “víctimas”) son otros eslabones de un fenómeno que aún espera ser abordado en mayor profundidad.



[1]  Revista Humor N° 105, Reportaje de Osvaldo Soriano, Marzo de 1983.
[2] José Luis Muñoz Azpiri, “No fue Hollywood pero tampoco Iluminados por la lástima”. En www.nomeolvidesorg.com.ar.

domingo, 8 de abril de 2012

JORNADAS VIAJES Y VIAJEROS: UN ITINERARIO BIBLIOGRÁFICO




El viernes 14 de octubre de 2011 se realizó la Jornada Viajes y Viajeros: un itinerario bibliográfico en la Biblioteca Nacional, en el auditorio Jorge L. Borges de la Biblioteca Nacional. En esta oportunidad se presentó el proyecto que llevan adelante la Biblioteca Nacional, la Biblioteca del Congreso, el Centro de Información del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, el Instituto de Servicio Exterior de la Nación, la Biblioteca Nacional de Maestros, el  Instituto Multidisciplinario de Historia y Ciencias Humanas del CONICET y la Academia Nacional de la Historia destinado a compilar una Bibliografía de Viajeros, en el marco de los festejos del Bicentenario. El encuentro tuvo como objetivo brindar un panorama de los estudios sobre los libros de viajeros de la mano de algunos de los más destacados investigadores en el área y facilitar el intercambio y el conocimiento de la comunidad académica y bibliotecaria. La presentación de apertura estuvo a cargo de la Lic. Araceli García Acosta  en representación de las instituciones organizadoras de la Jornada. Luego se realizaron las siguientes exposiciones:
 

Martín Servelli.





• Dra. Claudia Román–Lic. Patricio Fontana: “Correr para contarla. Los apuntes sudamericanos de Francis Bond Head”. El trabajo analizó las condiciones de escritura, de publicación y de circulación del libro de Head, uno de los travel accounts dedicados a la Argentina más exitosos, así como la importancia del mismo en la fundación de la literatura argentina. Hecho verificable en la marca que dejó en varios textos de autores de la llamada “Generación del 37”.


• Lic. Martín Servelli: “Roberto J. Payró y el reporterismo viajero”. La ponencia trabajó sobre los textos producidos por Roberto J. Payró en las giras periodísticas para el diario La Nación en la última decada del siglo XIX.

•  Dra. Claudia Torre: “Mujeres en viaje. Lina B. Bernard, J. Howard y A. Elflein”. En su ponencia presentó y analizó la cultura del viaje femenino, hacia el interior del territorio argentino a partir de las narraciones de tres viajeras: la alsaciana Lina Beck Bernard (1824-1888), la norteamericana Jennie Howard (1845-1933) y la argentina Ada María Elflein (1880-1919).
  

•  Dr. Sandro Olaza Pallero: “Comentarios acerca de Lucio V. Mansilla en torno de su obra Excursión a los indios ranqueles”. El artículo presentado analizó la proyección del clásico de Mansilla en la historia contemporánea y la gravitación de los pueblos originarios en la génesis de la Nación Argentina.

•  En el panel a cargo de miembros de la Asociación de Libreros Anticuarios de la Argentina (ALADA) acerca del mercado del libro antiguo y raro en el país, expuso Alberto Casares, quién recordó la próxima inauguración de la  7ª Feria del Libro Antiguo de Buenos Aires. Casares realizó un recorrido por librerías donde es posible conseguir libros de viajes y viajeros, comparando la situación actual con la de hace unas décadas. También mencionó catálogos donde es posible realizar consultas, entre ellos en el su propio sitio  web http://www.acasares.servisur.com/ y la posibilidad de acceder a libros reimpresos, como los de El Elefante Blanco.
  

• Lic. Ana María Telesca: “Textos e imágenes del marino inglés Emeric Essex Vidal en Picturesque Illustrations of Buenos Ayres and Monte Video”. En su trabajo analizó el diálogo entre el texto y las ilustraciones  incluidas en el álbum del marino inglés editado en Londres en 1820. La obra de Vidal es considerada pionera respecto de la representación de la Pampa y la ciudad de Buenos Aires.

•  Dr. Néstor T. Auza: “El viaje de un investigador en ciencias naturales. G.  Burmeister Reise durch die La Plata-Staaten”. Auza remarcó la figura en al ámbito profesional del académico y naturalista Burmeister, quien a pesar de ser pionero y lograr un trabajo tanto de campo como teórico de suma importancia, no ha logrado todavía un reconocimiento que esté a la altura de sus investigaciones.

 
Néstor T. Auza.


• Dr. Miguel Ángel de Marco: “Las mujeres argentinas en la mirada de ‘los otros", quien remarcó las características femeninas que realzaban su belleza, y su singularidad, ante la mirada de los viajeros extranjeros.

 
•  Dra. Loreley El Jaber: “Viaje, legalidad y socorro. Cabeza de Vaca y su crónica sobre el Río de la Plata”. La propuesta abordó la crónica en relación con los textos que se produjeron junto a ella, tanto a las relaciones del propio Cabeza de Vaca y la de su escribano Pedro Hernández, ambas sobre su experiencia en tierra rioplatense, como a cartas y a textos legales que dialogan e inciden en la escritura de la obra.

 
• Lic. María Azucena Colatarci: “Comentarios acerca de la mirada de Luis Brackebusch en su obra: Por los caminos del Norte” quien recorrió la obra del geólogo y minerólogo alemán, creador del primer mapa científico de los minerales argentinos.
 
   


  • Lic. Graciela Jáuregui: “Jorge Claraz y la gastronomía indígena”. El trabajo propuso una reseña y análisis sobre la alimentación que llevaron  adelante durante casi un año los integrantes de la expedición realizada por Jorge Claraz en el Norte de la Provincia de Chubut.  El minucioso relato de su aventura quedó plasmado en su Viaje de exploración al Chubut. 1865-1866, un diario que narra sus experiencias ante la necesidad del sustento alimenticio del que fue provisto por los indios vaqueanos de la región.
  


Miguel Ángel de Marco.




Ana María Rocchietti.


• Dr. Carlos de Jorge: “Havestadt. Un viajero poco conocido”. Semblanza y relato del viaje del Padre alemán Bernardo Havestadt, sus descubrimientos geográficos y sus aportes de viajero naturalista del siglo XVIII entre los territorios de Chile y la Argentina.
 

•  Dra. Ana María Rocchietti: “Acerca de G. Cox. Viaje a las regiones septentrionales de la Patagonia”. La licenciada en Antropología y Educación desarrolló el trabajo –  saberes y prácticas-  del viajero Guillermo Cox, que por sus resultados logró el respeto y la simpatía de las tribus indígenas del sur.


Fuente:

http://www.bnm.me.gov.ar/novedades/?p=1361
 



domingo, 1 de abril de 2012

LA JUSTICIA Y LA IGLESIA JESUÍTICA DE ALTA GRACIA

 


Por Carlos A. Page*


Desde que comenzamos a participar en la defensa del Patrimonio Cultural, desde la demolición hace veinte años de la Escuela Olmos, hoy shopping, hasta la destrucción de los espléndidos interiores del Palacio Ferreyra en 2006, siempre perdimos ante las embestidas destructoras. Hubo un solo caso en el que se salvó un edificio emblemático y fue cuando intervino la Justicia para evitar la demolición de una aristocrática institución del siglo XIX, El Panal. Fue con la utilización de un recurso de amparo presentado por el doctor Vaggione, entonces decano de la Facultad de Derecho. En todos los demás casos, las hordas no dejaron ladrillo en pie.
Esto incluye las siniestras intervenciones perpetradas a los edificios declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en Córdoba. Es una paradoja que estos fueron los más sacudidos en esta última década, donde no hubo ley o poder alguno que pudiera detenerlas. Varias de esas intervenciones se hicieron famosas con apodillos, como la “escalera de Roca”, los “baños de las Gorgas”, o las “molduras de telgopor de Correa”. Tanto la manzana de la Universidad como las estancias jesuíticas fueron víctimas, ejemplos que debemos sellar en la memoria para que no se vuelvan a repetir una y otra vez.
No es casual que la impunidad se haga más fuerte y llegue a un extremo casi sarcástico en la intervención que se está realizando en la iglesia jesuítica de Alta Gracia. Se hace con un subsidio de nada menos que tres millones de pesos del gobierno provincial al arzobispado, administrado conjuntamente por un contador de la curia y el párroco. La intervención derivó en tres agresiones que violan leyes de todo tipo. En primer lugar se quebrantó la Ley 12.665, cuyo órgano de contralor es la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos, a quienes se les ha mentido en cuanto a investigaciones y proyecto a ejecutar. Lo han hecho tanto el párroco como los profesionales intervinientes en una serie de confusas notas que oscurecen lo realizado, al punto de que la comisión denunció un “procedimiento de cuasi clandestinidad”. Hay además un delito canónico, porque un párroco no puede levantar los huesos del cementerio primero y del interior de la iglesia después para amontonarlos hasta decidir un destino incierto. Entre los restos están los del fundador de Alta Gracia, José Manuel Solares, y descendientes suyos como los Lozada, posteriores propietarios de la otrora estancia jesuítica. Por último, la cifra entregada no es poca cosa y no se sabe cómo se usaron esos recursos, exagerados para ser empleados en la conservación de ese edificio.
La protección del patrimonio hoy requiere indefectiblemente de la Justicia como único modo de frenar tanta impunidad. Los fiscales tienen a su alcance información periodística suficiente para actuar de oficio e investigar estos hechos.


* Página 12, Buenos Aires, 31 de marzo de 2012.
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