martes, 7 de agosto de 2012

EL PRESIDENTE JUSTO Y EL ESPLENDOR DE YPF

Miguel A. Cárcano, Ramón S. Castillo, Agustín P. Justo y Carlos Saavedra Lamas.

Por Roberto Azaretto* 


En la nota publicada en los Andes del jueves 7 de junio, el que escribe, se refirió a los mitos populistas sobre YPF. Siguiendo esa línea corresponde referirnos al gobierno del general e ingeniero Civil de la UBA, Agustín P. Justo, cuyo mandato de 6 años se extiende entre febrero de 1932 a 1938.          
El presidente Justo designa como presidente de YPF al ingeniero Ricardo Sylveira, un hombre olvidado, que fue el que construyó la empresa que ha quedado, en la memoria colectiva del país, como un símbolo de la independencia económica.     
En 1932, el Congreso aprueba la Ley Orgánica de YPF, demorada en la década anterior, redactada por el ministro de Agricultura Antonio di Tomaso. La Ley 11.688 posibilita el funcionamiento de la empresa estatal y establece el pago de regalías al Estado nacional o a las provincias, según la ubicación de los yacimientos, pues entonces existían los territorios nacionales.   
En 1934, por decreto 4.431/34, se reservan todos los territorios nacionales para YPF. lo que es confirmado en la Ley 12.161 conocida como Ley del Petróleo, donde respeta el derecho de las provincias a la propiedad del subsuelo, a las que se les reconoce el derecho de percibir regalías.    
En la gestión de Sylveira se avanza en varias líneas simultáneas. Las mismas consisten en ofrecer a las provincias condiciones atractivas para que le concedan a YPF su subsuelo desplazando a las empresas extranjeras. Industrializar el petróleo y construir una estructura de comercialización, que no pudo concretar Mosconi por sus diferencias con Yrigoyen.          
A los avances en los territorios nacionales suma su presencia en Salta, que en la década anterior había negociado con la Standard Oil y los acuerdos con el gobierno de Mendoza.
En materia de industrialización promueve la ampliación de la destilería de la Plata, triplicando su capacidad de refinación y comenzando a elaborar gas oil, aceites lubricantes, asfaltos, gas licuado y supergás. Vendrá luego la construcción de la destilería de Godoy Cruz, la de Luján de Cuyo, San Lorenzo en las cercanías de Rosario y la de Salta.       
En materia de comercialización organiza una red de concesionarios y el 10 de diciembre de 1936 firma el acuerdo con el Automóvil Club. Esta institución, al principio un club social de élite, con el crecimiento del parque automotor y las actividades comerciales e industriales que eso genera, crece en el número de socios, coincidiendo además con el avance de la red nacional de carreteras que alcanzará hacia 1943 los cincuenta mil kilómetros.
La Argentina contaba con un parque automotor de 450 mil vehículos, cifra que superaba a toda Sudamérica y, en proporción a la población, era superior al de Francia. Por eso la asociación entre YPF y el Automóvil Club tendrá alcances enormes para el desarrollo nacional pues a la red de caminos se agrega una red nacional de estaciones de servicios, auxilios, lugares de descanso. Esto se financiará con un descuento de dos centavos por litro de combustible vendido en esta red.         
YPF construirá durante la gestión de Sylveira el edificio de la Diagonal Roque Sáenz Peña para sus oficinas y el famoso laboratorio de Florencio Varela.        
En 1932 producía 673.592 metros cúbicos de petróleo, al retirarse de YPF en 1943 la producción alcanzaba a dos millones cuatrocientos mil metros cúbicos. La elaboración de lubricantes pasó de catorce millones de kilos a ciento cincuenta millones. El capital de doscientos millones en 1932, alcanza setecientos millones, 10 años después.
En 1936 se adquiere la Standard Oil (Esso), que no se concreta pues el Congreso no lo trata y la empresa rescinde el convenio de venta.      
Todo esto ha sido ocultado maliciosamente por los escritos del nacionalismo, tanto el fascista como el populista.           

YPF y los gobiernos de Mendoza  

El 2 de diciembre de 1930 el interventor federal en la provincia, nombrado por el gobierno de facto del General Uriburu, decreta la prohibición de dar derechos de cateo a empresas privadas, lo que desmiente el mito sobre el golpe del 30 y el supuesto "olor a petróleo".
En el gobierno de Ricardo Videla, del partido Demócrata, retorna la explotación petrolera en Mendoza con las perforaciones exitosas en Cacheuta y el descubrimiento de ese hidrocarburo en Tupungato en 1934.     
La empresa nacional reconoce una regalía del 11%. Luego seguirá la exploración exitosa cuyo resultado son los campos petroleros de Barrancas y Lunlunta.
YPF construye una destilería pequeña en Godoy Cruz, el excedente se envía por ferrocarril a la nueva destilería de San Lorenzo. 
El gobernador, Rodolfo Corominas Segura, con mandato entre 1938 a 1941, llevará a cabo una negociación integral con la empresa petrolera del Estado que culmina en el convenio que firma con el titular de YPF, el 15 de junio de 1940, ratificado por ley provincial 1.388 y decreto nacional 75.550/40 de ese mismo año.          
En ese convenio se establece, entre otras obligaciones de la empresa con Mendoza, la construcción de la Destilería de Luján de Cuyo, que se habilita con equipos estadounidenses en sólo once meses. El abastecimiento de los productos de la misma es para todo Cuyo.        
En las áreas no explotadas se renegociarán las condiciones cada diez años, reservando la provincia sus derechos de concesionar al mejor oferente. Se fija un fondo para la construcción de 4 centrales hidroeléctricas con la mitad de las regalías y un aporte adicional equivalente de YPF a ese objetivo. Se promueve el entrenamiento, capacitación e ingreso de mano de obra mendocina y en el ámbito de la recién fundada Universidad Nacional de Cuyo la creación del Instituto del Petróleo para formar ingenieros especializados.   
También se prevé la distribución del gas y el futuro oleoducto a San Lorenzo que redundará en la baja de fletes; parte del menor costo de transporte también ingresará a la provincia para la construcción de las centrales hidroeléctricas y la mejora del riego.
En 1941, el nuevo gobernador Adolfo Vicchi firma un convenio aclaratorio que dispone el depósito de las regalías y el aporte para la construcción de las centrales eléctricas en una cuenta especial.   
Los gobiernos de entonces eran cuidadosos con el gasto corriente, por eso con estos acuerdos, además de promover la diversificación de la economía provincial, permitieron financiar obras públicas importantes como la red caminera, canales, escuelas, hospitales y los primeros barrios de vivienda.     
Cabe recordar que el ingeniero Francisco Gabrielli, que participó de esos gobiernos como director de Vialidad Provincial y superintendente de Irrigación, cuando le tocó gobernar promovió el polo petroquímico, pues la destilería de Luján de Cuyo debía ser la base de una fuerte industria.           
Personalidades de Mendoza integraron el Directorio de YPF en esa década; nos referimos, por ejemplo, a los ingenieros Alurralde y Emilio Rosas.           
Sin duda había respeto por el federalismo en el poder central y dignidad en la defensa de los derechos de las provincias como lo demostraron esos gobernadores que se sucedieron hasta 1943.          
En otra nota analizaremos la decadencia de YPF.

* Los Andes, Mendoza, 7-VIII-2012.

1 comentario:

  1. Estaria bueno que Azaretto diga expresamente cuales fueron los escritores nacionalistas (fascistas o populistas) que ocultaron maliciosamente las cuestiones a las que se refiere; por que Julio Irazusta por lo menos explica muy bien el tema.

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